viernes, 1 de diciembre de 2017

BAR LOS TORREZNOS

ALGO DE HISTORIA
En 1956 José Luis Blázquez fundó el establecimiento y como especialidad gastronómica, eligió lo que en su pueblo natal disfrutaban desde siempre sus ancestros: los torreznos elaborados al estilo de Castilla, y más concretamente al estilo de La Hija de Dios, pequeño pueblo abulense, situado a pocos kilómetros de la capital de la provincia. Sin embargo, no esperéis los típicos torreznos de tocino frito, con la piel crujiente y dorada, acompañantes, siempre fieles, de las también abulenses patatas revolconas, sino que en esta casa los torreznos se elaboran con tiras magras cortadas a cuchillo del costillar del cerdo, que previamente se han madurado y frito en su punto adecuado. Realmente deliciosas.
 
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Caña de cerveza (1,30€) – Copa Ribera de Duero (2,60€) - Torrezno (2,50€) – Pepinillos rellenos (1,60€)

POR SI PUDIERA INTERESAR
Entrando en el bar, te tropiezas, además de con mucha gente, con una barra rectangular de aluminio, rodeada con algunos taburetes, para mejor acomodo. El local se completa con un pequeño apartado con seis mesas y en el que lucen unas magníficas fotos de la antigua plaza de toros, antecesora de la de Las Ventas, y situada en lo que antes era el Palacio de Deportes y hoy en día se ha rebautizado como Wizink Center. Unos chavales jugando a la pelota en Felipe II completan la interesante exposición fotográfica.
El servicio es profesional, amable y atento, lo que compensa en gran manera el gentío que siempre abarrota el establecimiento.

Puntuación: ****
Aperitivo: Unas patatas revolconas con trozos de panceta, se suelen prodigar, o cualquier otra cosa rica.
Precio: Medio
Sucursales: SI, en la calle Alonso Cano y en la de López de Hoyos de Madrid
Restaurante: Propiamente dicho NO, en el local de Goya.
Terraza: Algunas mesas en verano

Dirección:
Calle Goya, 88
28009 Madrid
Teléfono:914 021 769
Cierra:







viernes, 6 de octubre de 2017

BODEGAS LA ARDOSA

ALGO DE HISTORIA

En 1892 Rafael Fernández tuvo la idea de comercializar sus vinos manchegos en diversos establecimientos que, poco a poco, fue inaugurando por diversos puntos de Madrid. Era el comienzo de la Cadena de Bodegas “La Ardosa”, nombre que rendía homenaje a la comarca vitivinícola del mismo nombre ubicada en Toledo. Con el tiempo, la cadena de tabernas contó con más de treinta establecimientos, aunque hoy en día, que yo conozca, solo existen dos en Madrid. 
Nos trasladamos a 1970, año en que D. Gregorio Monje tuvo el buen tino de hacerse con “La Ardosa”, situada donde hoy todos la conocemos: en pleno barrio de Malasaña, junto a la iglesia de San Ildefonso y a un paso de la Corredera Baja de San Pablo.
Durante años, la familia Monje enfocó el negocio hacia la cerveza, llegando a ser distribuidores de primeras marcas europeas, como Bass y Warsteiner, además de importar excelentes cervezas checas como Budweiser o Pilsner Urquell. La tortilla de patata también la manejaban, y manejan, con soltura, siendo Dª Concha, la viuda de D. Gregorio, la guardiana del secreto que le da el punto, a tan exquisito manjar.

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Media pinta de cerveza Urquell (3,49€) – Alcachofas a la parrilla (2,50€), además de la comentada tortilla, los canapés de anchoas y cabrales, las ortiguillas de Barbate, un estupendo salmorejo...

POR SI PUDIERA INTERESAR
Al acceder a la taberna y desde la claridad de la calle, te puede parecer algo oscura, incluso tenebrosa y un tanto agobiante por el abigarramiento en estanterías de botellas de vaya usted a saber el año, su barra de madera labrada y casi negra por el tiempo, y sus paredes con azulejos a media altura y en las que es imposible que se puedan colocar más fotos o carteles para ofrecerte cosas ricas. Si tienes suerte te podrás acomodar en alguno de los taburetes que rodean a los barriles que hacen las veces de mesas, y si te urge alguna necesidad imperiosa, deberás doblar el lomo y cruzar la barra, después un pequeño salón y de inmediato llegarás a tu destino. 

Puntuación: ****
Aperitivo: No demasiados generosos en esta cuestión, incluso en ocasiones, se les olvida. Bastantes rácanos.
Precio: Caro
Sucursales: NO
Restaurante: NO
Terraza: NO

Dirección: Calle Colón, 13
28004 - Madrid
Teléfono: 915214979
Cierra: Nunca
Horario: Lunes a Viernes de 8,30 a 02:00 horas
             Sábados y Domingos de 11:45 a 02:30 horas
Sitio web: www.laardosa.com


viernes, 11 de agosto de 2017

MARISQUERÍA LA PALOMA

ALGO DE HISTORIA



En la calle de Toledo, en pleno barrio de La Latina y enfrente del Mercado de la Cebada, se fundó en el año 1960 La Paloma, que con su cerveza y sus mariscos, es parada imprescindible en la ruta dominguera de los visitantes del Rastro.












INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Raciones: Cigalas plancha 100 gr (9€) – Bígaros 100 gr (3€) – Percebes gallegos 100 gr (12€) – Gambas plancha media ración (4€) – Boquerones enteros en vinagre (4€) – Almejas al natural 100 gr (9€) – Ostras (1,90€).
Cerveza bien tirada y exquisito vermú.
Los boquerones en vinagre enteros, con una textura muy suave y en su punto de sabor, son de lo más recomendables.  

POR SI PUDIERA INTERESAR
El local, sin ninguna concesión a nada que no sea la degustación de productos ricos, es pequeño, por lo que, en determinados días, el acceder a él se torna complicado. Al entrar y en tu mano derecha, una zona para la preparación del marisquito que lo precise, con su correspondiente plancha y unas cristaleras para evitar el tufo directo. Inmediatamente una barra de aluminio con sus expositores para que contemples el género y su base repleta de servilletas y restos de crustáceos rodeando las papeleras, como es costumbre en Madrid. A espaldas de la barra los típicos baldosines a media altura y encima un estrecho mostrador adosado a la pared, que algo alivia en las aglomeraciones domingueras. Cuatro fotos viejas de toreros en las paredes y poco más.
El servicio es amable y profesional, dirigido por Alfredo, hijo de los fundadores del negocio.  

Puntuación: ****
Aperitivo: Nunca falta, un canapé de sardinilla con tomate, o unos boquerones en vinagre de muy buen comer, por ejemplo.
Precio: Barato.
Sucursales: No
Restaurante: No
Terraza: No

Dirección: Calle de Toledo número 85
28005 Madrid
Teléfono: 913 65 31 31
Cierra: Los miércoles
Horario: De 12 a 16 y de 19 a 23 horas

lunes, 3 de julio de 2017

TABERNA EL COCODRILO

ALGO DE HISTORIA
En la antigua plaza del Príncipe Alfonso se inauguró a principios del pasado siglo una cervecería con un nombre singular: El Cocodrilo. Su especialidad, además de una cerveza estupenda, eran los “Arenques Holandeses a la Marinera”, que no sabemos qué tal estarían pero hoy en día, si viajas a aquellas tierras comprobarás que los arenques crudos (haring), son el aperitivo holandés por excelencia, tan populares como por aquí, por ejemplo, los boquerones en vinagre, mal comparados. Pues bien, con el tiempo la plaza del Príncipe Alfonso pasó a denominarse de Santa Ana, y su famosa cervecería también. Hasta luego cocodrilo…
Recogiendo el testigo saurópsido, pero en pleno corazón del barrio de la Guindalera, justo donde se situaba la antigua Taberna Pacheco, no hace demasiado tiempo se inauguró la también Taberna El Cocodrilo, que poco tiene que ver con su antecesora del mismo nombre, pero que coinciden, al menos, en tirar bien las cañas y dar a sus parroquianos cosas ricas para tomar.

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Doble de cerveza (2€) – Copa de Vino Ribera de Duero (2,20€) - Cocodrilos (2€) – Tostas, mucha variedad (a partir de 3€) – Croquetas de puerros confitados (exquisitas), bacalao, trufa blanca, jamón, chistorra, etc. (7€) – Mini tortillas (4€).

POR SI PUDIERA INTERESAR
Una barra pequeña con taburetes y algunas mesas altas, te reciben en la taberna. Para estar más tranquilo y si tienes suerte, puedes acomodarte en alguna de las seis mesas instaladas en un pequeño salón interior, cerca de la cocina.
El servicio lo forman personas jóvenes y con ganas de agradar. Hacen que te sientas cómodo y a gusto.
La taberna, por su gran variedad gastronómica y sus detalles creativos, merece una visita, con cierta hambre, para probar algunas de sus especialidades. 

Puntuación: ****
Aperitivo: Por ejemplo, ensalada de pasta para los calores
Precio: Barato
Sucursales: No
Restaurante: Propiamente dicho NO, pero se puede comer informalmente.
Terraza: En temporada acomodan unas cuantas mesas en la amplia acera, cruzando la calle.

Dirección:
Calle Pilar de Zaragoza, 60
28028 Madrid
Teléfono: 91 795 78 06
Cierra:
Horario: 12:00 a 16:00
             19:00 a 00:00



jueves, 15 de junio de 2017

MESÓN EL LACÓN

ALGO DE HISTORIA
A escasos metros de donde se situaba en el siglo XVI el famoso Corral de la Pacheca, el arquitecto Manolo Jaén, en la década de los sesenta del pasado siglo se encargó de la reforma y decoración del “Mesón El Lacón”, convirtiendo un anodino local en un autentico y típico mesón castellano. Para ello contó con la colaboración de Chumy Chumez, amigo y compañero en la revista La Codorniz, quién pintó, con su inconfundible estilo, los baldosines que todavía decoran el establecimiento. Curiosa también es la escultura a tamaño natural titulada “El Abuelo”, encaramada en una viga y que parece vigilar, desde la altura, a los clientes del mesón. La escultura, obra del artista segoviano José María García Moro, representa un hombre mayor, con su boina, mantón y jarrillo de vino en la mano, que parece decirte: No te vayas sin pagar que estoy atento. Al parecer posó como modelo el portero de la catedral de Segovia.    

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Carta de raciones y pinchos muy extensa. Caña de cerveza (1,40€) – Lacón a la gallega (7,50€) – Mollejas de cordero (14€) – Chipirones a la andaluza (9€).

POR SI PUDIERA INTERESAR
Es un establecimiento grande, con mostrador de madera y taburetes altos. Dispone de una cocina en la parte derecha y una sala a la que se accede rodeando la barra, por si apetece tomar unas raciones cómodamente sentados. También disponen de un comedor, para comidas más formales, situado en la primera planta.
La decoración sería la de los antiguos mesones castellanos, con sus vigas de madera, sus platos y jarras de cerámica y hasta escopetas y espadas antiguas que decoran las paredes.  
El personal que atiende la barra es amable y eficaz. Los años de oficio se notan. La atención al cliente es, en general, buena.


Puntuación: ***
Aperitivo: Por cada consumición puedes elegir un aperitivo de los reseñados en una pizarra, y que varían de cuando en cuando:(callos con garbanzos, pollo en pepitoria, patatas al alioli, montadito de tortilla, tortillita de camarones, etc.). La cantidad no es mucha y la calidad podría ser bastante mejorable.
Precio: Medio
Sucursales: No
Restaurante: Si
Terraza: No

Dirección: Calle Manuel Fernández y González, 8
28014 - Madrid
Teléfono: 914 296 042
Cierra: Nunca
Horario: De 13:00 a 16:00 y desde las 20:00 en adelante






lunes, 15 de mayo de 2017

CERVECERÍA LOS CARACOLES

ALGO DE HISTORIA
Si el tiempo lo permite, cualquier día podemos dar un agradable paseo partiendo desde los venerables sillares del Puente de Toledo, magnífica obra del maestro Ribera, para afrontar, con buen ánimo, la empinada cuesta que nos llevará a recrearnos en la contemplación de la Puerta de Toledo, construida entre los años 1813 y 1827, a modo de arco triunfal en honor de Fernando VII, uno de los reyes más nefastos que han gobernado España. La puerta se erigió en conmemoración a la independencia española tras la ocupación francesa. Fue la última puerta del antiguo recinto de Madrid. Su última restauración data del año 1995.
Pues bien, a pocos pasos de tan magnífico monumento y remontando nuevamente la cuesta por la calle, como no, de Toledo, nos encontramos con la fachada de color vino tinto de la “Cervecería Los Caracoles”, que no hay que doctorarse en Harvard para saber cuál es su especialidad, el Helix aspersa que decían los romanos, o el caracol de andar por casa, que decimos en el foro. Este humilde gasterópodo es guisado magistralmente en este establecimiento desde 1920, año en el que el fundador de la saga caracolera D. Juan Bueno abrió las puertas de la taberna. Desde entonces hijos y yernos han sabido mantener la receta original con ese punto de picante y ese sabor tan conseguido. La cazuela de esmalte al fuego perpetuo rebosando de caracoles y la cuchara de madera clavada en lo alto, cual pica en Flandes, son las señas distintivas de la casa. Sin duda, los mejores caracoles de Madrid se despachan en ésta taberna, pero la cerveza bien tirada y el vermú con seltz, son también cosas a tener muy en cuenta.
 
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Ración de caracoles 7,30€ - Pepinillo relleno (1,60€) – Boquerones (7,30€) – Mojama (13,90€) - Copa de Albariño 2,30€

POR SI PUDIERA INTERESAR
El establecimiento no es muy grande ni tiene nada de particular ni que contar. Una barra en forma de L y repisas adosadas a unas paredes llenas de fotos del Madrid de primeros del siglo pasado, y algunas con motivos taurinos completan la decoración, ya que aquí, no lo olvidemos, se viene a comer caracoles.


Puntuación: ****
Aperitivo: Nunca faltan unos boquerones fritos o unas toreras.
Precio: Medio
Sucursales: No
Restaurante: No
Terraza: No

Dirección: Calle Toledo, 106
28005 - Madrid
Teléfono: 91 366 42 46
Cierra: Domingo tarde y lunes
Horario: De 9 a 15:30 y 18:30 a 22:30


viernes, 24 de marzo de 2017

BAR REVUELTA

ALGO DE HISTORIA
Desde época medieval, en los alrededores de la Plaza Mayor de Madrid se establecieron  diversos gremios o asociaciones de artesanos, que habitualmente se agrupaban en zonas determinadas y en razón de su mismo oficio, a fin de defender mejor sus intereses profesionales. La calle de los Latoneros, de apenas sesenta metros, comienza en la de Toledo y acaba en Puerta Cerrada. En ella se estableció el gremio de latoneros y veloneros, que tomaron como santo patrón al mártir San Lorenzo, cuya imagen se veneró en la cercana parroquia de San Miguel. Los latoneros, junto con sus colegas artesanos, los veloneros, fueron los únicos gremios que permanecieron en el sitio de su establecimiento primitivo, durante muchos años.
El origen del oficio de latonero es muy remoto. Su trabajo consistía en el arreglo de útiles caseros de latón, cobre y hasta de barro vidriado. Reparaban, entre otros utensilios: bacías, palanganas, velones y bacines, mediante soldaduras y lañas hechas con estaño, y en algunos casos sustituían las bases dañadas de los cacharros, por otras nuevas de hojalata.
Hace muchos años que desapareció el último latonero, pero aun siguen los artesanos establecidos en esta calle, concretamente en el número 3 de la misma, donde allá por el año 1966 se fundó “Casa Revuelta”, taberna de Madrid donde trabajan el bacalao de manera artesanal y primorosa. Su fundador,  Santiago Revuelta llegó a la capital de España desde su Valladolid natal y después de dirigir alguna otra taberna, se estableció en los alrededores de la Plaza Mayor y la Cava Baja, zona habitual de Tascas y Tabernas.

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
En ésta taberna, como en otros muchos bares de la zona, se estila el beber “chatos” de vino de una frasca. Ya saben, cuando los franceses, a primeros del siglo XIX, campaban por sus respetos por media España y les apetecía tomarse un tintorro, entraban en la primera taberna que encontraban y chapurreando el español solicitaban una jarra de vino y añadían ¿château? (sssato), refiriéndose, entre cachondeos, a la bodega productora del vino, como si el humilde vino servido, de un refinado Burdeos se tratara. Con el tiempo sssato, se españolizó hasta convertirse en chato, y hasta la fecha. Bueno… existe otra versión que hace referencia a la forma de los vasos, pero a mí me gusta más la de los gabachos.
Acompañando a una ronda de chatos de vino de Valdepeñas, se puede degustar un magnífico y jugoso bacalao rebozado, que para mi gusto es el mejor de Madrid. También unos estupendos callos a la madrileña (miércoles y jueves), unos calamares en su tinta (viernes y sábados), y hasta unos torreznos o empanadillas cualquier día, todo ello bien cocinado y en su punto.
Chato de vino (0,80€) y pincho de bacalao (3€).

POR SI PUDIERA INTERESAR
Una barra no muy grande, con su correspondiente y disputado rincón. Cuatro mesas con taburetes bajos, para los afortunados que los ocupen. Todo muy impersonal, incluidas unas vigas de madera, presuntamente antiguas y que decoran el fondo del local. Verdaderamente cuando entras en la taberna, te da igual la decoración pues no la vas a ver. Está casi siempre lleno hasta los topes.
Los camareros, de dentro y de fuera de la barra, te atenderán con amabilidad y prontitud para servirte y buscarte un sitio, aunque no lo haya.
Buenos profesionales.

Puntuación: ****
Aperitivo: Alguna aceituna o cacahuete, cosa de poca imaginación.
Precio: Medio
Sucursales: No tienen
Restaurante: No
Terraza: No


Dirección: Calle de Latoneros, 3
28005 Madrid
Teléfono: 34 913 663 332     
Cierra: Domingo tarde y lunes todo el día
Horario: 10:30 a 16:00 y de 19:00 a 23:00



lunes, 23 de enero de 2017

TABERNA DE ÁNGEL SIERRA

ALGO DE HISTORIA
La Plaza de San Gregorio Magno se formó en el siglo XIX al derribarse una manzana de casas entre las calles de San Gregorio y la del Soldado. En ella se instaló una fuente, muy frecuentada por vecinos del barrio y aguadores. Lejos quedaban los tiempos en que los duques de Frías explotaban sus huertas en estos terrenos, y los castizos chisperos trabajaban en sus humildes herrerías diseminadas por la zona. También cerca de la plaza se levantaba una prisión o galera: “para aislar y retener a las mujeres vagantes, ladronas, alcahuetas y otras semejantes”. La denominación de galera procedía del castigo impuesto a los hombres que delinquían y eran condenados a servir a remo en las galeras del rey. Nos imaginamos que el equivalente femenino seria igual de duro y terrible.
En 1943, en plena posguerra, se cambió el nombre de la plaza, dedicándosela al compositor madrileño Federico Chueca, autor de zarzuelas famosas, como: Agua, azucarillos y aguardiente o la Gran Vía.
Esta plaza dio nombre a un barrio, cuya historia pasó por varias fases, ya que a finales de los años 70, la droga, la prostitución y la delincuencia en general campaban por sus respetos, degradando el barrio y convirtiéndole en una especie de gueto a evitar. Poco a poco y a iniciativa de asociaciones vecinales y también de la comunidad homosexual que residía en la zona, el barrio resurgió de sus cenizas y se convirtió en el corazón del movimiento LGTB de Madrid, cuya apoteosis es la internacionalmente conocida Fiesta del Orgullo.  
Podemos decir que desde 1917 y presidiendo la plaza se encuentra la popular Taberna de Angel Sierra, concretamente en la calle Gravina número 11. Inconfundible por su bonita fachada años 30, realizada en madera y cristal pintado. La Taberna tiene dos espacios a los que se llega a través de entradas diferentes: la que se accede desde la plaza y que propiamente es la taberna, y la situada en el lateral del local, en la calle San Gregorio y que antiguamente se dedicaba a almacén de vinos y hoy se encuentra habilitado como salón. 

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Caña de cerveza 1,60€ - Vermú 1,70€ - Chato vino Rioja (2€)
Pepinillos rellenos 1,50€ - Canapés 2,80€  

POR SI PUDIERA INTERESAR
Si entras en la taberna te vas a encontrar con una barra de madera labrada y estaño, con su pozillo y caño de agua fría, además de sus correspondientes grifos antiguos de cerveza y vermú. A pesar del deterioro evidente, aun conserva el encanto y el sabor de las tabernas madrileñas.  En las paredes azulejería antigua y espejos con anuncios curiosos, además de cientos de botellas cubiertas de polvo y varias cubas de roble. El techo lo preside un fresco de autor desconocido.
Saliendo y girando a mano derecha, encontramos la puerta de acceso al salón, donde podrás tomarte unas cañas o un vermú, acompañando a un pepinillo relleno o a un canapé. El salón, con escasa iluminación, tiene varias mesas con bancos y taburetes, más botellas polvorientas y anuncios curiosos de latón, de más o menos antigüedad. Al fondo y pintada sobre azulejos, una escena digna de los tres mosqueteros.
Para tomarte un vermú o una caña y poco más. La simpatía y la amabilidad no son su fuerte.


  

Puntuación: **
Aperitivo: Unas aceitunas, además de un trozo de pepinillo con restos de pimiento morrón, ensartados en un palillo.
Precio: Medio
Sucursales: No
Restaurante: No
Terraza: Si, en plena Plaza de Chueca. También disponen de sombrillas para el veranito.

Dirección: Calle Gravina, 11 (Plaza de Chueca)
28004 Madrid
Teléfono: 915310126
Cierra:
Horario: De 12 a 00:30. Viernes y sábados hasta las 3:00 horas  
Sitio web: