lunes, 12 de diciembre de 2016

MARISQUERÍA LOS CRUSTÁCEOS

ALGO DE HISTORIA
Cuando las tropas francesas todavía paseaban, luciendo sus elegantes y coloridos uniformes, por el Parque del Buen Retiro en Madrid, en la zona este de la capital y justo donde terminaban algunas humildes construcciones y empezaban las huertas, existían unos terrenos, propiedad de los condes de Sevilla y Villapadierna, en donde se plantaron cientos de guindos, cuyos sabrosos frutos, se recolectaban y vendían para conservarlos en aguardiente, y también para abastecer a los conventos de monjas, dedicadas a la oración y también a preparar compotas y almíbares, entre otras delicatesen. Toda la zona era denominada la Huerta de Don Guindo, huerta que no se transformó en suelo urbano hasta mediados del siglo XIX y que con el tiempo, y sin ningún árbol superviviente, se comenzó a denominar La Guindalera, en recuerdo de la huerta y de Don Guindo.
La Guindalera es un barrio castizo que comienza en Francisco Silvela, antiguamente Camino de Ronda y termina en la calle 30, antes arroyo del Abroñigal. No tiene, en principio, nada que destaque en demasía, pero posee el encanto de casi todos los barrios madrileños, con sus estrechas callejuelas, sus comercios y mercados tradicionales, sus bares y tabernas y sus habitantes, ya algo mayores, que recuerdan con nostalgia tiempos pasados y posiblemente mejores.
Paseando por el barrio, puede, aunque si no lo buscas es difícil, que te encuentres con un pequeño establecimiento abierto en 1968 y situado en una estrecha calle, muy cerca del mercado de La Guindalera. Se trata de una taberna: “Los Crustáceos”, dedicada en cuerpo y alma a ofrecer a todos sus clientes y también a quién se acerque por allí, unos productos excelentes a buen precio. Su especialidad es, como no podía ser de otra manera, el marisco, tanto cocido como a la plancha que traen, según dicen, directamente de la lonja de Pontevedra. Casi 50 años dedicados a estos menesteres, en los tiempos que corren, es por algo, sin duda alguna.

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Albariño (1,40€) - quisquillas (6,50€) – percebes (7€) – ostras (1,30) – canapé de sardina (2,50€) y muchas otras cosas ricas.

POR SI PUDIERA INTERESAR
La taberna te recibe con una vitrina a la calle en donde se exhiben sus productos, y que te llama como las sirenas a Odiseo. Se sitúa en un reducido local, muy angosto,  que dispone de una barra con taburetes altos y en el que cada centímetro está aprovechado para almacenar barriles, cajas y diverso material. Sin concesión alguna a la más mínima decoración, solamente un espejo al fondo y unas cuantas fotos adornan la taberna. Detrás de la barra se esmera un matrimonio que lo hace bien, atendiendo a la plancha y a los diversos cocimientos que precisan los crustáceos, moluscos bivalvos, cefalópodos y marisco en general, que los clientes demandan cuando atestan la taberna. Todos los productos son frescos y la relación calidad precio es muy buena, aunque cierto orden y armonía serían de agradecer.

Puntuación: ****
Aperitivo: Generoso, nunca faltan unos bígaros o cualquier otra cosa rica.
Precio: Barato
Sucursales: Si. Tienen otros dos establecimientos en Madrid
Restaurante: No
Terraza: No

Dirección: Calle Francisco Zea, 11
28028 Madrid
Teléfono:
Cierra: Los lunes
Horario: De lunes a sábado de 12:30 a 16 horas / de 20:30 a 23:30 horas
Domingos de 12:30 a 16 horas 






domingo, 30 de octubre de 2016

TABERNA LA OREJA DE JAIME

ALGO DE HISTORIA
La actual calle de la Cruz se sitúa en lo que fue un primitivo cerrillo coronado por una cruz, de donde tomó el nombre. Al final de la vía, en la confluencia con la antigua Plazuela del Ángel (hoy de Jacinto Benavente) se inauguró en 1584 el famoso Corral de Comedias de la Cruz, uno de los preferidos por los reyes y lugar donde representaron sus obras Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y Juan Ruiz de Alarcón entre otros. En el siglo XVIII el corral amenazaba ruina y el Ayuntamiento se vio obligado a acometer una profunda reforma, cuyo proyecto fue encomendado al arquitecto D. Pedro de Ribera, quién edificó un moderno teatro con capacidad para 1500 personas y que fue inaugurado en 1737.
A lo largo de su vida en el teatro estrenaron numerosos autores como Moratín y José Zorrilla, quién en 1844 estrenó su famoso Tenorio, siendo el teatro más castizo de Madrid y denominado popularmente como el de “los chisperos”. Sin embargo el teatro no duró demasiado y en el año 1849, la arquitectura de Ribera cayó en desgracia y el teatro fue declarado “Oprobio del arte”, y después de años tiras y aflojas, derruido en 1859. Desconocemos a quién o a que ofendía o agraviaba el arte de Pedro de Ribera, autor entre otras obras del Puente de Toledo, la iglesia de Montserrat, el Real Hospicio de San Fernando, la ermita de la Virgen del Puerto, el Cuartel del Conde Duque, la Puerta de San Vicente o la iglesia de San Cayetano, y eso solo en Madrid. En fin…
En la misma calle de la Cruz, pero en tiempos más actuales, se inauguró un establecimiento bautizado con un nombre peculiar, pero que lo dice todo:
“Tasca la Oreja de Jaime”, cuya especialidad, claro está, es la oreja a la plancha y que se está haciendo un sitio importante entre los bares y tascas que proliferan en los alrededores de la Puerta del Sol.


INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Copa de cerveza (2,20€) - Oreja a la plancha (4,50€) – Mollejas de cordero (6,20€) – Champiñón especial (5,20€). Los precios varían según donde consumas los Avisillos. No es lo mismo en la barra, que en las mesas.  

POR SI PUDIERA INTERESAR
La decoración de la tasca es al mogollón, pues lo mismo te encuentras con una red marinera y una ristra de guindillas, ñoras o ajos, como con una calabaza de buen tamaño, un sombrero cordobés, unas orejas de plástico y diversas banderas de equipos de futbol. Todo sin orden ni concierto.
La barra no es demasiado grande y cuenta con algunos taburetes altos. 
Si quieres estar más cómodo te puedes sentar, si encuentras sitio, en una de las siete mesas bajas con taburetes, distribuidas por todo el local.
La oreja de cerdo a la plancha cortada en pequeños trozos y acompañada con un toque, no demasiado, de una salsa espesa, de color amarillento y un tanto picante, es la estrella del establecimiento pero no la única estrella: las mollejas de cordero a la plancha, frescas y muy jugosas, los champiñones, el lacón con patatas y los pimientos de Padrón, fritos en su justo punto, son otras opciones a tener muy en cuenta.
La tasca cuenta con un servicio amable y profesional.


Para un futuro próspero la receta es bien sencilla:
Lo que hagas, hazlo bien, cobra en su justo precio o algo menos, y por último no seas rácano con tus clientes.
De estos tres condiciones, "La Oreja de Jaime" cumple dos con holgura. Cuando se den cuenta de los poco que cuesta satisfacer la tercera, entraran en la historia de los Bares y Tabernas de Madrid.





Puntuación: ***
Aperitivo: En alguna ocasión me han puesto algo, como unas patatas paja, o con pimentón y aceite, creo recordar, pero eso es la excepción. Son bastantes rácanos en los aperitivos.
Precio: Medio
Sucursales: No
Restaurante: No
Terraza: No




Dirección: Calle de la Cruz, 12
28012 Madrid
Teléfono:
Cierra:
Horario: De 12:00 a 0:30 horas
Sitio web:


miércoles, 5 de octubre de 2016

TABERNA DE ANTONIO SANCHEZ

ALGO DE HISTORIA

Situada en el número 13 de la calle Mesón de Paredes, pasó de bodega a taberna en el año 1830. El establecimiento presume por ser la taberna más antigua de Madrid sin reformar. Ha mantenido casi la misma decoración desde su fundación. El picador de toros Colita fue su primer dueño, aunque luego la propiedad pasó al diestro Cara Ancha y desde entonces siempre ha estado vinculada al mundo de los toros.
En 1.884 adquirió el negocio el torero Antonio Sánchez, de quién conserva su nombre.
El local ha mantenido casi la misma decoración desde su fundación. Todavía conserva la instalación de gas y sus correspondientes lámparas que iluminaron la taberna, cuando aun la luz eléctrica era ciencia ficción. Durante mucho tiempo se vendió, con gran éxito, un vino especial que llamaban “De la cuba del 
 
francés” y que se almacenaba en una gran tinaja del sótano, concretamente la que lleva, aún hoy en día, el número 6. Cuenta la malévola leyenda, que durante la guerra de la independencia contra los franceses, los vecinos del barrio mataron a un soldado de Napoleón y para evitar represalias, lo escondieron en una cuba de vino, que a partir de entonces adquirió un “bouquet” extraordinario…
Dos cabezas de toro dominan la taberna. Una perteneció a Fogoso, con él que tomó la alternativa el torero-tabernero-pintor Antonio Sánchez en 1.922 y, que inauguró la primera de sus más de veinte cornadas que durante su vida de matador de toros sufrió. La otra perteneció al pobre toro con el que tomó la alternativa otro torero del barrio: Vicente Pastor “El Chico de la blusa”.
Ignacio Zuloaga comía habitualmente en la taberna, también sede de una de sus tertulias. Un retrato de Antonio Sánchez dibujado por el genial pintor, presidía la entrada del establecimiento. Su dedicatoria decía:
"A Antonio Sánchez, buen matador y mal pintor, de Ignacio Zuloaga, mal matador y buen pintor".
En su tiempo era famoso su retrete por la argolla en él instalada, que servía para agarrarse y ayudar en el consabido esfuerzo.
 

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar los “Los Avisillos” acodados en la barra, o también acomodados en alguno de los varios veladores de mármol distribuidos por la taberna, nos podemos dejar aconsejar por el personal, que es castizo, profesional y amable, y a buen seguro que nos ofrecerá unas morcillas a las pasas (8,80€), unas berenjenas con miel de caña (6,90€) o, si te ve cara de audaz y valiente, unos caracoles (8,60€) con su punto de picante. Todo ello, claro está, regado con un doble de cerveza (2,50€), o si tienes mucha sed, con una frasca de tintorro de 1 litro (11€).   

POR SI PUDIERA INTERESAR
Cuando traspasas el umbral de la taberna, entre lo tenue que mantienen la luz, sus ahumadas paredes y el resplandor de la calle, apenas ves nada. Poco a poco tu vista se adapta al cambio de siglo; hemos pasado en dos pasos del siglo XXI al siglo XIX, y sin máquina del tiempo. A destacar la decoración a base de cuadros con motivos taurinos, fotos y recortes de prensa y la barra con su mostrador, realizado en madera y estaño y que cuenta con más de 150 años de antigüedad. También es destacable un precioso y antiguo grifo de cerveza, una caja registradora todavía en buen uso, y un antiguo montacargas de frascas de vino.
El vinillo habitual es de Valdepeñas, típico de Madrid (los Riojas y Riberas son modas recientes)
Solo por eso, la “Taberna de Antonio Sánchez” merece una visita.

Puntuación: ****
Aperitivo: No han perdido las buenas costumbres y algo te ponen.
Precio: Medio
Sucursales: No
Restaurante: Al fondo del local y como un resplandor en la oscuridad existen dos salones, no muy grandes, decorados con cuadros relacionados, como no, con el mundo del toro y una veintena de mesas. Los manteles recuerdan los capotes toreros en rojo y amarillo y todo el conjunto tiene un regustillo castizo y taurino.
La olla gitana, el rabo de toro, los callos a la madrileña, el cocido, las torrijas y para finalizar el chato de consagrar (suele ser invitación de la casa), como remate, son opciones más que recomendables.  
Terraza: No

Dirección:
Calle del Mesón de Paredes, 13
28013 Madrid
Teléfono: 915 397 826
Cierra: Casi nunca
Horario: De 12 a 16 - 20 a 24 horas
Los viernes a partir de las 21:30 se ameniza la velada con un espectáculo flamenco.



martes, 20 de septiembre de 2016

BAR LA RÍA

ALGO DE HISTORIA
El pasaje Matheu, que discurre entre las calles de Espoz y Mina y Victoria, se abrió a consecuencia de la demolición en el año 1836 del convento de Nuestra Señora de la Victoria, que registraba graves daños a consecuencia de la pasada guerra de la independencia. El convento ocupaba toda la manzana hasta la Carrera de San Jerónimo y la desamortización decretada por el señor Mendizabal, ministro de la regente María Cristina, fue la puntilla para el convento, y el nacimiento del pasaje.
El Pasaje, llamado en sus orígenes de la Villa de Madrid, debe su actual denominación a Manuel Matheu, acaudalado inversor, que adquirió el solar y construyó un pequeño boulevard al estilo de los existentes en Paris, y que albergaba diversas tiendas de ropa. Estaba cubierto con una armadura de hierro con techo de cristal, y se accedía por la calle Espoz y Mina a través de un arco bellamente decorado. Los establecimientos que se instalaron en el pasaje tenían pavimentos de mármol y carpintería de madera de caoba. En su momento fue uno de los más lujosos de Europa y albergó los cafés de “Paris” y “Francia”. Con el tiempo y al perder la cubierta, se olvidó su aspecto de boulevard, quedando con la imagen que hoy presenta: una simple calle peatonal.
A principios del pasado siglo se estableció en el Pasaje, una taberna llamada, de manera muy original: “El Pasaje”, que con el tiempo se especializó en servir mejillones preparados de múltiples maneras y que fue rebautizada comercialmente como “La Ría” sobre el año 1948.
Desde entonces ha servido raciones de mejillones a todo Madrid y parte del extranjero. Los moluscos llegan directamente desde la Ría de Vigo en Galicia, y anuncian el haber vendido cerca de siete millones de kilos, los cuales son muchos, ya que yo no me los cómo ni en una semana, aun gustándome mucho los mejillones.
Como dato curioso, el establecimiento fue una de las primeras tabernas en instalar terraza en la calle, y aun continúa a pesar de la estrechez de su fachada.
Debido a la cantidad de vitaminas, minerales y propiedades beneficiosas que nos aportan los mejillones, el visitar “La Ría” es mucho más saludable, placentero y agradable, que tomarte un complejo vitamínico o subir el K2 para respirar su aire puro.



INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar “El Avisillo” acodados en la barra:
Caña de cerveza  (1,40€) - Mejillones con limón (5€) - Picantes (5€) - A la vinagreta (5,20€) - Mejillones cabreados (7,20€) y otras muchas cosas buenas.




POR SI PUDIERA INTERESAR
El local es largo y estrecho, sin apenas luz natural. Cuenta con una barra de considerables dimensiones, que en su base tiene instalado el típico canalillo para tirar las conchas vacías de los moluscos, y que no anden los clientes a patadas con ellas. También te puedes instalar cómodamente en alguna de las mesas colocadas junto a la pared, de donde cuelgan ristras, no de ajos, sino de mejillones. Todo ello con el añorado ambiente de cuando yo era pequeño, y no digo de cuando llevaba pantalón corto, puesto que ahora soy mayor y también lo llevo. 
El servicio es amable y competente.










Puntuación: ***
Aperitivo: Te lo traes de casa. Se estiran poco.
Precio: Medio
Sucursales: No
Restaurante: No
Terraza: Debido a la estrechez de la fachada, solamente pueden instalar cuatro mesas en el exterior. Por utilizar la terraza incrementan el precio en 0,40€. Si consumes en las mesas de dentro del local, el incremento de precio es de 0,20€.

Dirección: Pasaje Matheu, 1
28012 Madrid
Teléfono: 915215155
Cierra: Nunca
Horario: 11:30 a 15:30 y 19:00 a 23:30 (viernes y sábados 24:30) 



domingo, 28 de agosto de 2016

TABERNA CASA LABRA

ALGO DE HISTORIA
Con la remodelación de la Puerta del Sol y la apertura de nuevas vías a mediados del siglo XIX, tres calles muy antiguas: la de los Negros, de la Zarza y Peregrinos se unificaron en una formando la calle Tetuán, así bautizada en conmemoración a un hecho de armas acaecido durante una de las guerras de África. En esa época, y también en la actualidad, Madrid estaba sembrado de tabernas y con la inauguración de la nueva calle, nuevos negocios se establecieron en ella. El único que ha pervivido hasta nuestros días se llama "Casa Labra" y es toda una institución en Madrid y también en alrededores muy lejanos. La taberna ha cambiado poco desde su fundación en el año 1860, por una familia proveniente de Asturias. En cierta ocasión, dieciséis tipógrafos, cuatro médicos, un doctor en ciencias, dos joyeros, un marmolista y un zapatero, fundaron en éste establecimiento y de manera clandestina, el Partido Socialista Obrero Español; corría el año 1879 y suponemos que Don Pablo Iglesias Posse, organizador del evento y protagonista de la fundación, pagaría las primeras rondas. En la actualidad, una placa de bronce situada en la fachada, recuerda el hecho, no de las rondas, sino de la fundación del PSOE, quien por cierto es el partido político más antiguo de España, con funcionamiento ininterrumpido hasta la actualidad. 
Esta taberna, muy conocida por todos los madrileños, se especializó en servir los conocidos popularmente como "Soldaditos de Pavía", que no son otra cosa que trozos de bacalao rebozados y fritos, servidos muy calientes. Para explicar tan curioso nombre existen diversas versiones, pero la más verosimil nos indica que el color de la fritura del bacalao se asemeja al de los uniformes de los tercios españoles que combatieron, y vencieron, en la batalla de Pavía contra los franceses, además de tomar prisionero a su rey Francisco. Bien por nuestros soldados y bien por "Casa Labra" y sus soldaditos.
  

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar “El Avisillo” acodados en la barra o donde podamos:
Caña (1,25€) - Chato vino (1,95€) - Tajada de bacalao (Soldadito de Pavía) (1,45€) - Croqueta de bacalao (1€) - Empanadilla de carne (1,35€)

POR SI PUDIERA INTERESAR
Casa Labra cuenta en su establecimiento con dos espacios diferenciados: la taberna y el restaurante. En la taberna cuentan con una barra, no muy amplia, donde se piden exclusivamente las bebidas, y en un extremo han habilitado una especie de submostrador para servir (previo pago) las especialidades culinarias de la casa. También cuentan con un pequeño salón que alberga una docena de mesas para los afortunados que encuentren alguna libre. Un gran espejo antiguo domina toda la taberna. A la derecha, una puerta nos conducirá al elegante salón para las comidas más formales.


Su producto estrella, el "Soldadito", es todo un acierto, a pesar de que ha perdido el pimiento rojo que antaño acompañaba a la tapa. También un punto más de jugosidad en las tajadas, sería de agradecer.
La taberna es visitada por numerosos turistas nacionales y extranjeros, además de por los que vivimos en el foro, faltaría más. La imagen de las aglomeraciones en la puerta y el personal comiendo en la calle, es de lo más habitual. Todo un éxito.



Puntuación: ***
Aperitivo: Te lo traes de casa, te dan gratis los buenos días.
Precio: Medio
Sucursales: No
Restaurante: Si
Terraza: Instalan mesas altas y taburetes en la mismísima calle.

Dirección: Calle Tetuán, 12
28013 Madrid
Teléfono: 915310081
Cierra: El 1 de enero de cada año
Horario: Taberna de 9:30 a 15:30 y de 17:30 a 23:00

sábado, 20 de agosto de 2016

TABERNA LA CASA DEL ABUELO


ALGO DE HISTORIA
En el número doce de la calle Victoria, así llamada en recuerdo de un antiguo convento situado en la cercana Carrera de San Jerónimo, a muy pocos pasos de la Puerta del Sol, abre sus puertas diariamente desde hace más de cien años, "La Casa del Abuelo", establecimiento con solera y castizo como hay pocos en Madrid. Es raro el “Isidro”(1), “Guiri”(2) o visitante esporádico de la capital, que no acuda a la taberna y deguste una ración de gambas a la plancha o al ajillo, acompañada por un “chato”(3) de vinazo embocado de producción propia.
En el año 1906 "El Abuelo", como popularmente se conoce a la taberna, empezó a funcionar como tal vendiendo rosquillas y vino dulce (diabólica combinación), para años más tarde pasarse a los bocadillos de chorizo, anchoas y sobrasada, que entonces debía ser algo muy sofisticado y moderno. En la década de los 40, en plena posguerra, y ante la escasez de harina, la industria bocadillera se torno difícil y en "El Abuelo" comenzaron a ofrecer a sus clientes, lo que con el correr del tiempo sería su producto estrella: la gamba. Gambas de Huelva o de Melilla a la plancha, acompañadas de su vaso de vino por 1,60 pesetas (0,00961€).
A falta de pan, buenas son gambas, que dice el refrán.
Tal fue su popularidad que llegaron a vender en un solo día 306 kilos de gambas, cocinadas a la plancha.
Después vendrían las gambas al ajillo y otras especialidades, siempre con ese pequeño crustáceo como protagonista, aunque no ya pescado en Huelva ni en Melilla, sino importado de allende los mares.
El vino es otra de las señas de identidad de "El Abuelo". En un principio, vino dulce originario de Alicante, para más tarde elaborarlo en bodegas propias por tierras de la Mancha. Ese regusto inconfundible a ciruelas pasas e higos secos, hacen del vino de "El Abuelo" el complemento ideal para consumirlo junto con una buena ración de gambas. Si consumes varios chatos de vino, dará igual con lo que los acompañes... te sabrá todo estupendo.
En definitiva, un establecimiento que resiste los avatares comerciales y de todo tipo durante 106 años, debe tener un secreto, y ese secreto no es más que un buen producto y precios asequibles.
Espero y confío que dentro de otros 106 años, mis tataranietos entren por la puerta de "El Abuelo" y, dirigiéndose al androide/camarero le digan con un punto de chulería:
"Una de gambas y unos chatos... para todos"
Aunque las gambas provengan del lunar Mar de la Tranquilidad.

(1) Antiguamente se denominaba "Isidro" a la persona que desde los pueblos cercanos a la capital, acudía a ésta durante las fiestas del Santo Patrón de Madrid (15 de Mayo), San Isidro Labrador. Siempre ha sido para los madrileños, sinónimo de gente simple, incauta y de pueblo.
(2) El "guiri" es el turista extranjero que visita España.
(3) Un "chato" en Madrid, es vino tinto servido en un vaso de cristal con escasa capacidad, que se toma en las tascas y bares de la ciudad.
Dicen que durante la invasión napoleónica, a principios del siglo XIX, los soldados del ejercito francés (gabachos) que acudían a bodegas y tabernas, siempre, para referirse a las diferentes clases de vinos franceses, pronunciaban la palabra francesa chateau (pronunciada sssató), lo que dio origen al castizo:
"Un chato, por favor".


  

INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar El Avisillo acodados en la barra:
Caña (1,60€) – Chato de vino (2,50€) -  Gamba blanca a la plancha (12 gambas 19,90€) – Gambas al ajillo (10,90€) – Langostinos plancha (17,50€).

POR SI PUDIERA INTERESAR
Se trata de un pequeño local, con barra de mármol blanco y cuatro mesas altas sin taburetes. Las paredes están decoradas con baldosines de parras y uvas, como no podía ser otra cosa en una taberna. Tienen una pequeña cocina junto a la entrada, donde preparan en el momento las raciones.

Puntuación: ***
Aperitivo: Te lo traes de casa
Precio: Medio
Sucursales: Tienen varios establecimientos diseminados por Madrid.
Restaurante: Propiamente dicho No
Terraza: No

Dirección: Calle Victoria, 12
28012 Madrid
Teléfono: 910 00 01 33
Cierra: Casi nunca
Horario: de 12:00 a 00:00 – Sábados y Domingos 12:00 a 01:00




domingo, 14 de agosto de 2016

BAR LAS BRAVAS



ALGO DE HISTORIA
En la calle, o más bien callejón dedicado a Álvarez Gato (El Callejón del Gato), de nombre Juan, vecino de Madrid, poeta y mayordomo de la reina Isabel La Católica, quién allá por el siglo XV escribía:"Hoy comienzan mis dolores, hoy pierde placer mi vida, hoy será la despedida y la más triste partida que se hizo por amores" abre sus puertas desde antiguo, una taberna castiza cuyo primitivo dueño tuvo el indudable mérito de transmutar, cual alquimista, el ajo, el pimentón, el aceite, la harina y algún que otro ingrediente secreto, en una sabrosa salsa anaranjada, de cierta untuosidad y regusto picante, que desde el año 1933 acompaña y hace bravas a unas humildes y mansas patatas, que disfrutamos con deleite los vecinos de Madrid, y cualquier persona que por esos pagos se aventure.
Hay que enfilar el callejón y se tropieza de inmediato con las réplicas de los famosos espejos deformantes, a los que alude Valle-Inclán en su obra "Luces de Bohemia". Los espejos originales, destrozados por una horda de alanos, se exhiben en el interior convenientemente restaurados y protegidos.
Este bar es de los de “toda la vida” y en él, he degustado sus patatas bravas y su pulpo durante años. Aun recuerdo cuando todavía cocían los octópodos en calderos de cobre a la vista del público. Entonces el local estaba presidido por un cuadro con una alegoría de los productos de la casa (pulpo, patatas, vino...) todo ello protegido por un amenazador y "bravo" toro negro. En la actualidad persiste el cuadro, aunque es una copia del original, que se encontraba bastante deteriorado.



INFORMACIÓN PRÁCTICA
Para tomar “El Avisillo” acodados en la barra:
Caña (1,60€) Patatas a la brava (4,20€), tortilla también brava (4,40€), oreja ya sabes cómo (5,10€) y pulpo a la gallega (11,20€), entre otras muchas cosas.

POR SI PUDIERA INTERESAR:
El local es amplio, con una barra suficiente y una zona diferenciada con unas doce mesas, para que te pongas como el tenazas comodamente.
En mis últimas visitas y con gran disgusto por mi parte, observo que su producto estrella: “Patatas a la Brava”, está perdiendo calidad en su elaboración. Esa magnífica textura que antaño tenían las patatas está desapareciendo, lo que al final las convierte en unas vulgares patatas fritas a las que añaden salsa brava, eso si, la salsa continúa siendo sublime.
Merecen otras visitas y las tendrán.

Puntuación: *** 
Aperitivo: Te lo traes de casa
Precio: Caro
Sucursales: Tienen varios establecimientos diseminados por el centro de Madrid
Restaurante: Propiamente dicho No
Terraza: No

Dirección:
Calle Álvarez Gato, 3
28012 Madrid
Tf. 91 522 85 81
Cierra: Casi nunca
Horario: De 12:00 a 16:00 y de 19:00 a 24:00 horas

Sitio Web: http://lasbravas.com/